Puede que recuerden haber oído acerca de ello en las
noticias, pero en julio del 2008 hubo un hilo de personas desaparecidas en el
Distrito Universitario de Seattle. Veinte personas desaparecieron, todas ellas
estudiantes de la Universidad de Washington. Sus cuerpos nunca fueron
encontrados, y nunca se recuperó evidencia significante. Fueron presumidos
muertos, principalmente por la angustia y el dolor de las personas que se
preocupaban por ellos. Aparte de la gente desaparecida, sin embargo, no mucho
del caso fue revelado al público jamás.
Y a eso es a lo que le vengo a poner remedio. La gente tiene
el derecho de saber estas cosas.
Por ahora, el caso ha sido congelado, y todos los documentos
relacionados están ahora en el archivo clasificado que los empleados del DPS
llaman jovialmente “el congelador”.
Los investigadores han seguido muchas pistas, pero todas
ellas los dirigen a caminos sin salida. Ellos juraron quijotescamente encontrar
al criminal, o criminales, a la “justicia”, pero cuando todos sus intentos de
mover el caso hacia adelante fallaron, ellos se echaron para atrás como gatitos
asustados.
La pista más prometedora, sin embargo, había sido una que se
reveló relativamente temprano en la vida del caso, alrededor del mes de
septiembre del mismo año.
Resultó que todos los estudiantes abducidos poseían la misma
computadora Apple; esto pudo haber sido una mera coincidencia, pero
investigación complementaria por el equipo forense mostró que cada estudiante
había usado un servidores proxy tiempo antes de su desaparición.
Para aquellos que no saben, un servidor proxy es un
intermediaron web usado a menudo para mantener la actividad lo más anónima
posible, disfrazando la dirección IP (que, de nuevo, para los que no saben, son
esencialmente series únicas de números dadas a cada computadora conectada a
Internet. Con conocimiento básico y un poco de habilidad, es posible encontrar
la ubicación exacta de alguien usando su dirección IP. Los servidores proxy
operan con direcciones IP separadas, usualmente con ubicaciones muy alejadas de
sus usuarios.
Entonces, los estudiantes estaban usando direcciones IP
alteradas. Pero, ¿por qué? ¿Estaban escondiéndose de alguien? Los servidores
proxy son, después de todo, la mejor manera de esconderte en Internet.
Mientras el equipo forense continuaba recopilando
información de los discos duros de los estudiantes abducidos, más y más
similitudes fueron encontradas. Algunas de ellas ciertamente pudieron haber
coincidencias, pero otras, definitivamente no lo eran.
Este es un segmento del reporte escrito por la computadora
del equipo forense, detallando las similitudes entre las doce computadoras:
Todas las computadoras llevaban instaladas el navegador
Google Chrome.
Todas las computadoras usaban iTunes, cada una con
aproximadamente 50 GB de música.
Todas las computadoras usaban servidores proxy.
Todos los servidores proxy tenían direcciones IP en
Islandia.
Todas las computadoras usaban proxies ubicados en Islandia.
Lo cual era raro. Pero el reporte no terminaba ahí; continuaba:
Todas las computadoras tienen Microsoft Word instalado,
aunque parece no haber ningún documento guardado en ninguna de las carpetas de
ninguna de las computadoras.
Eso es normal. Mucha gente guarda sus documentos en carpetas
en sus escritorios o en discos duros externos.
Los escritorios de todas las computadoras están
completamente vacíos, a excepción de un documento que aparece en el centro de
todo, titulado “LÍTA Á BAK”. El documento no tiene texto.
Ahí es donde empieza lo extraño. “Líta á bak” es islandés,
que significa algo como “mira hacia atrás” o “ve detrás de ti”.
Parece que ese documento en el escritorio es el único
documento guardado en cualquier parte de todas las doce computadoras.
Una vez es una coincidencia. Dos también. Pero ¿doce veces?
¿El mismo documento guardado en el mismo lugar con el mismo nombre? Es
imposible.
El reporte continuó por un tiempo luego de eso, pero con
nada cercanamente significante.
Cuando los teclados fueron investigados para buscar huellas
dactilares, ninguna de ellas coincidió; no hubo nada que las conectara aparte
de los documentos.
Los especialistas forenses se asustaron con lo que
consiguieron, pero ninguno de ellos reportó nada sospechoso o “paranormal”.
Los proxy en Islandia y los documentos con títulos en
islandés llevaron a los investigadores a buscar otras conexiones entre Islandia
y los estudiantes desaparecidos. Fuero hacia sus padres, probablemente
esperando encontrar que todos los estudiantes tuvieron relaciones en Islandia,
o algo; necesitaban resolver el caso. Pero, por supuesto, ninguno de ellos
tenía lazos aparentes con el país: ni familiares, ni amigos, nada. Los
investigadores habían preguntado a docenas de personas, pero nada que valiera
la pena fue encontrado. Estaba empezando a parecer irremediable.
Y eso fue, hasta un año más tarde, en julio del 2009, cuando
la Policía Nacional de Islandia en Reykjavík reportó una serie de personas
desaparecidas, sin rastro alguno. Esto era lo que el DPS necesitaba.
Contactaron rápidamente a la oficina en Reykjavík, y arregaron una reunión,
esperando que los casos de alguna manera coincidieran. Los investigadores de
Seattle volaron hacia Islandia.
Y la información que encontraron fue, simplemente,
aterradora.
Doce personas en Islandia se perdieron, todas estudiantes de
la Universidad de Islandia.
Tenían computadoras Apple.
Todas ellas usaban servidores proxy.
La IP de los proxy era de Seattle.
Todas tenían Microsoft Word instalado, pero solo un
documento vacío salvado en sus escritorios vacíos.
¿Pueden adivinar el título?
“Líta á bak”.
Cuando ambos equipos de investigación compartieron su
información, las cosas finalmente parecieron brillantes, para ambos casos. Este
era obviamente el trabajo del mismo criminal; tenía que haber sido así. Ellos
iban a capturar a quien sea o lo que sea que hubiera hecho esto: en el nombre
de la justicia… aun cuando no había cuerpos para encontrar, y según todo lo que
sabían, todos los estudiantes perdidos pudieron haber estado vivos y en paz.
La ráfaga de optimismo terminó unos días después, cuando el
equipo forense de Islandia buscó huellas dactilares en las computadoras, solo
para encontrar que ninguna de las huellas coincidía. Los agentes del DPS,
aunque decepcionados, no estaban sorprendidos.
Una vez más, era imposible, como todo el resto.
No había sospechoso aún. No había nada de evidencia. Solo
había un montón de no-tan-coincidencias muy, muy tenebrosas. Veinticuatro de
ellas, para ser exactos.
Nada más. Y ciertamente nada menos. Las pistas no dirigían a
ningún lado.
La búsqueda por lo que ocurrió a los estudiantes empezó una
investigación policíal internacional, pero no hubo ninguna otra prueba
significante. Los casos, o solamente un caso único ahora, había quedado
estancado. Luego de meses y meses y meses de pérdida de esperanzas, ambos, el
DPS y la Policía Nacional de Islandia finalmente puso el caso como “sin
resolver” en julio del 2012, y se olvidaron de él.
Frío. Congelado. Estancado. Infructuoso.
Se había terminado. Tantas cosas por la “justicia”.
Desde entonces, ambos departamentos policiales habían
tratado de olvidar el caso. Se convirtió en una memoria triste, nadie quería
pensar acerca de eso. Con toda razón.
Y eso es todo el caso, de verdad. Estoy escribiendo esto
porque estoy bastante aburrido, e imaginé que era interesante hacérselo saber a
ustedes. Tengo que irme a bañar ahora.
Sin embargo, antes de irme, solo quiero estar seguro de que
entienden lo difícil que fue para mí lavarles el cerebro a los estudiantes
haciéndolos leer mis historias. Los humanos son muy perceptivos cuando se
refiere a ese tipo de cosas. Su carne lo valió, de todas maneras. Muy tierna y
deliciosa.
Aunque todavía tengo un poquito de hambre.